
Contra el azul moviendo sus azules,
el mar,
y contra el cielo,
unas flores amarillas.
Octubre llega.
Y aunque sea tan importante el mar desarrollando su mito,
su misión, su levadura,
estalla sobre la arena el oro
de una sola planta amarilla
y se amarran tus ojos a la tierra,
huyen del magno mar y sus latidos.
Polvo somos, seremos.
Ni aire, ni fuego, ni agua
sino tierra,
sólo tierra seremos
y tal vez
unas flores amarillas.
Oda a unas flores amarillas
Neruda